UNA DEUDA CON NUESTRO CUERPO.

Dra. Patricia Minuchin
(
http://www.patriciaminuchin.com.ar)

 

Desde épocas ancestrales, el ser humano debió cazar, pescar o recolectar alimentos. Todas estas actividades requerían del movimiento físico. Quien no se movía, simplemente  no comía.

O sea, estamos “diseñados genéticamente” para caminar como mínimo, antes de ingerir alimentos.

Y quienes eran los líderes, quienes podían correr, resistir y perseguir sus presas antes de cansarse.

La resistencia es un a cualidad física muy valorable.

Los beneficios son múltiples.

Hay más personas longevas que realizan trabajos de resistencia que aquellas que han realizado otro tipo de actividades (levantamiento de pesas, lucha, etc.). Sin desmerecer ningún deporte, si recomiendo algo desde la salud es el trabajo de resistencia cardiovascular, ya que mejora, el funcionamiento del aparato cardiovascular (corazón, arterias, venas), el aparato respiratorio (pulmones y llegada de oxígeno a los músculos), el aparato muscular (aumentando la utilización de ese oxígeno en cada una de sus células, al aparato inmunológico (aumentando los anticuerpos, previniendo infecciones), y al humor (aumentando las endorfinas, que son hormonas que generan sensación de placer, y es la razón por la cual al dejar abruptamente la actividad, nos sentimos tan nerviosos).

Luego pagamos los costos del sedentarismo con “salud”. Y la salud es una, no hay repuesto...

Desde pequeños deberíamos educar a nuestros hijos con estímulos motrices. En vez de recargarlos con mas y mas actividades sedentarias. Deberíamos repartirlas con mas actividades donde el cuerpo adquiera un poco mas de relevancia.

Venimos en un envase (nuestro cuerpo) y nos vamos en él.  No hay repuesto!

Los antiguos griegos decían: “Mente sana en Cuerpo sano”. Y verdaderamente comprobamos, cuando las enfermedades crónicas (como la presión alta, los infartos, la obesidad, la diabetes) llaman a nuestra puerta, que es tan importante lo físico como lo intelectual y espiritual. Ni mas, ni menos trascendente.

En el transcurso de mi carrera profesional he tenido la ventaja de observar que mis pacientes longevos, de mas de 80 años de edad, han llegado a esa edad en OPTIMAS condiciones y en todos hay una constante. “el movimiento”. Todos sin excepción han realizado alguna actividad con una frecuencia diaria o casi diaria (bicicleta, caminata, natación).

Se puede comenzar de a poco. Recuerdo muchos pacientes que no podían caminar una cuadra. Ahora luego de unirse con grupos de entrenamiento gradual, se han convertido en corredores de pequeñas, luego de mayores distancias, hasta algunos pretenden en poco tiempo mas realizar 42 km.  Todo debe ser gradual y acompañado de una dieta adecuada y personalizada , realizada por un especialista deportólogo y nutricionista. No alcanza preguntarle al compañero, que come o como entrena, ya que si bien hay lineamientos generales, cada cual “calza “ un número diferente. Cada uno debe tener su propio plan de entrenamiento y de comidas.

La lógica nos dice que “algo, siempre es mejor que nada”. Y no solamente se trata de contar las calorías gastadas aunque sea al ritmo que deseemos, se pone en funcionamiento todo el metabolismo del ejercicio que es muy diferente al del reposo. Esto nos acerca  más a la salud que a la enfermedad.

Cualquier máquina que no se mueve, se arruina. Hasta un auto, debemos encenderlo algunos minutos diarios si es que hace mucho que no lo usamos. Algo similar pasa con nuestro metabolismo. Vuelvo a repetir, no solo hay que contar calorías.

Debe ser gratificante y no una tortura. O sea puede poner música o la tele o usar le MP4, etc. En verano buscar la mañana temprano o la tardecita al bajar el sol (por el calor).

Lo malo es no ponerse en marcha.

Nadie tiene la vida asegurada. No sabemos en que momento podemos desarrollar alguna enfermedad. Sin embargo lo único que podemos pretender es que los que nos toque vivir sea de buena calidad. Y son pocas las cosas que podemos hacer para lograrlo: no fumar, no excedernos con la bebida, realizar algo de movimiento diario y aprender a comer. ¿Por qué no las vamos a hacer?

La vida es un milagro. Para los creyentes es un regalo de Dios. Lo que hacemos con ese milagro es el mejor regalo que podemos obsequiarnos a nosotros mismos o devolver a Dios. Honrar la vida, para que la vida nos devuelva bienestar y salud.

¿Y vos, ya tenes pensado comenzar algo hoy?. Anímate, es una inversión que no se compra con dinero y tu cuerpo te lo va a devolver con intereses...