Stress y Actividad física.

Dra. Patricia Minuchin

www.patriciaminuchin.com.ar              psminuchin@intramed.net

    El stress es un fenómeno de adaptación al medio. Es un conjunto de reacciones ante un estímulo, que en ocasiones puede salvarnos la vida y en otras, dañarla (stress positivo y negativo).
    Hans Seyle (médico canadiense) identificó 3 etapas en la respuesta del stress:

    1º) Alarma: el cuerpo reconoce el estímulo y se prepara liberando hormonas que aumentan los latidos, la glucemia, la frecuencia respiratoria, la transpiración, etc. Todas reacciones que nos preparan para enfrentar el peligro ó para huir del mismo.

    2º) Resistencia: El cuerpo intenta reparar el daño producido por la reacción de alarma. Si el stress continúa, el cuerpo permanece alerta y no puede reparar los daños. Continúa la resistencia y se pasa a la 3ra. etapa.

    3º) Agotamiento: que va desde el simple agotamiento de las reservas hasta situaciones extremas como la muerte.

   Vivimos en una sociedad con muchas amenazas constantes y donde se priorizan los logros económicos ante los logros espirituales.
  
A su vez, algunas personas tienden a ser más sensibles y a producir una descarga neurohormonal exagerada y sostenida en el tiempo que produce una menor calidad y cantidad de vida.
   Existen recomendaciones sencillas y precisas, para evitar estas respuestas exageradas:

1.   Desde tomarse tiempo para realizar alguna actividad recreativa y creativa, artística (ya sea para crear, como para observar la belleza como por ejemplo ir a una exposición de arte).

2.   Buscar el contacto con la naturaleza.

3.   No quitar horas al sueño.

4.   Tener amigos y familiares con quien intercambiar sentimientos y pensamientos sinceros.

5.   Relajarse al final del día con una buena ducha de agua caliente, si es posible masajes, caricias (recordar que la sexualidad juega un rol importante en la secreción de endorfinas).

6.   Mantener una vida físicamente activa. La actividad física no solamente ayuda a alejar el stress, sino que acondiciona al corazón, ayuda a mantener un peso de salud que aleja otros factores de riesgo como la intolerancia a los glúcidos, el cáncer de colon y mama, el infarto, los accidentes cerebrovasculares, la HTA, fortalece el sistema inmunológico, disminuye la depresión, etc.

    Sabemos que el stress y la actividad física están íntimamente relacionados.
   Podemos sentir cada uno de nosotros que cuando realizamos actividad física, "nos sentimos mejor", "más descargados de las tensiones cotidianas", y con los "ánimos renovados". Hasta nos sentimos más optimistas.
  
Existen razones que se pueden explicar hasta desde lo fisiológico, cómo ser que se elevan endorfinas, que aumenta los niveles de serotonina, (sustancias segregadas por el organismo que se relacionan con el placer) etc, etc, etc.
   Pero lo concreto es que la gente que realiza una actividad física regular, de intensidad moderada de por lo menos 3 veces por semana y en lo posible todos los días, aeróbica y de bajo impacto, vive más años y mejor calidad de vida. Ej: natación, trote, caminatas, bicicleta, etc.

El movimiento es inherente al ser humano.
   Desde que nacemos aprendemos a movernos cada vez con más precisión, fuerza, resistencia, coordinación. 
  
Y aquí podemos enumerar todas las cualidades físicas del ser humano. (que muy bien se estudian en todos los Profesorados de Educación Física).
  
Y también los médicos evaluamos la  inteligencia de los niños según parámetros motrices: reflejos que se pierden, habilidades que se logran: si se sienta a los 6 meses, si camina al año.
  
También desde la psicología y psicopedagogía, se estudia la estructuración del espacio, el tiempo y el objeto para lograr y posibilitar en el futuro la lectoescritura, etc.
   Pero no olvidemos que la inteligencia es socio- psico- motriz. Tres áreas que sólo se separan para ser estudiadas, pero que se encuentran en una unidad de interacción continua. Bajo éste enfoque es que se debe actuar y en forma interdisciplinaria.
    Si observamos a los niños de primaria en su quehacer cotidiano, podemos ver que necesitan del movimiento: salen al recreo en una explosión desde el grado, aman las horas de educación física y eligen actividades físicas si tienen la posibilidad de realizarlas extracurricularmente.
   Los adultos, que somos responsables por su educación, no siempre "leemos" éstas necesidades y les damos menos tiempo de recreo, menos horas de actividad física, menos patio y más aulas cubiertas, más horas de matemáticas, informática e inglés. Y hasta hace poco en una escuela de doble escolaridad que se dice de excelencia, cuando la pregunté a la directora porqué tan poco patio y tan pocas horas de actividad física, me contestó que si algún niño desea realizar esto, que sus padres lo lleven a un club. Con la mejor intención, pero no con el mejor criterio.
  
Luego estos niños llegan a la adolescencia con toda su energía puesta en el desarrollo, y habiendo aprendido muy bien la lección: si puedo "zafo" de las únicas horas de educación física que tengo en la secundaria. Por otro lado, la escuela, ni si quiera fue diseñada para realizar actividad física y hay que ir a tomar frío a otro lugar en la mayor parte de los casos. Pero eso sí, en los recreos si se puede, se arman picaditos de fútbol, siempre y cuando se lo permitan y esto no MOLESTE !!!?a nadie.
  
Cuando llegamos a adultos, muchos de nosotros con un alto grado de stress hasta considerarlo NORMAL, si queremos adaptarnos a la vida cotidiana, no aprendimos a disfrutar del movimiento. Creo que si realizáramos algún test de stress todos los lectores, la mayoría tendríamos puntajes que superan la norma (y me incluyo).
  
Y hasta está mal visto el lenguaje corporal: ni siquiera hacer gestos con las manos "queda bien". Parecería que nos reducimos a un cerebro y que nuestro cuerpo es un mero envase que despreciamos, hasta que por accidente o no, perdemos alguna de sus capacidades. En éste punto “la realidad vuelve sola” como dice una canción.
   ¿Qué fue primero, si el huevo o la gallina? Quizá ya no importe.
  
Lo que sí debería interesarnos es que tenemos que reaprender a sentir cuales son nuestras necesidades de movimiento. Saber que existen técnicas para concientizar nuestro cuerpo, sentir y mejorar nuestra respiración, nuestros movimientos y habilidades motoras básicas (caminar, correr, saltar, rodar, lanzar, recibir) y que se pueden realizar a través de una actividad lúdica. Pero, no como una obligación más para, sino con ganas de movernos por el movimiento en sí.

 El Juego: Otra habilidad atávica, que viene con nuestros genes y que es un medio también muchas veces despreciado.
  
Tuve hasta hace poco tiempo la posibilidad de trabajar en la actividad física, en rehabilitación cardiorespiratoria y utilizábamos las técnicas de RELAJACION con mucho énfasis en la clase, y le dábamos importancia a la necesidad de cambiar la filosofía de las clases: no eran un DEBER más sino que eran un espacio de salud y de juego, donde la amistad y "la buena onda" eran sumamente importantes para la continuidad y para la salud del paciente. No bastaban la medición de la frecuencia cardíaca y su progreso con el entrenamiento (tan conocido por todos los que hemos tenido experiencia en el tema).
    Creo que se nos presenta un gran desafío a la sociedad en nuestro estado de evolución (?) y es replantear seriamente el enfoque de la educación de nuestros hijos, replanificar desde el Ministerio de Educación, las horas de actividad física en las escuelas brindándole a los niños más de lo que necesitan y menos de lo que los estresa. Estimular la actividad física en las escuelas secundarias lo suficiente como para que los adolescentes estén más en la escuela o con los padres y menos por las calles.
   Sanear la economía lo suficiente como para que una vez satisfechas las necesidades básicas de comer, tener un techo, amor y poder estudiar y trabajar, podamos mejorar nuestro nivel de vida, y poder disfrutar de la actividad física en  la adultez y la tercera, cuarta, quinta, sexta y séptima edad, si tenemos la suerte de llegar en buenas condiciones. "Ya que uno tiene la edad de sus arterias".

    No nos olvidemos que invertir en la prevención, es hasta más económico que invertir en la enfermedad. Seamos inteligentes como para evaluar los verdaderos costos-beneficios, antes de que sea demasiado tarde.

   Es un interesante desafío y creo que aún estamos a tiempo...